Cuando otros fotografos me preguntan cual es la máxima esencia de la moda o qué es lo más importante para que el trabajo de un fotógrafo despegue, siempre respondo lo mismo: la belleza.
El público y los clientes buscan belleza en nuestros portfolios, asocian la belleza que desprenden los modelos a nuestro trabajo (amén de la elegancia, personalidad, carisma, etc...). Si todo nuestro trabajo está regado de la máxima belleza por parte de los modelos, tendremos una apreciación exterior fantástica.
Pero no es tan fácil como a priori parece, tener mas de 1000 fotografos agregados en facebook me hace ver trabajos a diario de mis colegas. Y es increible el frenazo tan brusco que se produce en algunas sesiones realizadas por fotografos/as muy prometedores en cuanto tienen ante su objetivo un modelo de belleza superior a lo que están acostumbrados.
Cuando nuestro modelo es mejorable, se puede con luz, angulos, composiciones o photoshop mejorar su altura, silueta o rasgos faciales... parece que es facil crecerse y dar un resultado muy bueno, incluso hacer que el modelo haga poses y gestos diferentes constantemente para buscar su mejor perfil.
Pero cuando el modelo parece perfecto... ahí llega el problema, no podemos limitarnos a fotografiar y ya está, hay que seguir buscando la mejora, recordad que el objetivo de todo fotografo frente a los modelos que fotografía es conseguir (o al menos intentar) que nadie haya fotografiado mejor a cada uno de ellos.
Ese algo más que parecen tener las mejores modelos que vemos a diario en revistas está en sus poses, gestos y la fuerza que transmiten, pero eso no lo hacen solas, nadie nace enseñado. Debemos trabajar sobre ellos para tambien llegar nosotros a esos niveles que nos diferencien del resto de fotografos.
Es más dificil sorprender a una excelente modelo profesinal que a una aficionada, asi que afrontad el reto o apartaos para que os adelanten el restode colegas que sí lo asumen.
