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30 jun 2016

¿Cuanto vale una critica?

Cuando se empieza en el mundo de la fotografía, la crítica constructiva de los profesionales suele ser uno de los objetivos más preciados, casi más que hacer fotos, buscamos sin parar el que nos juzguen lo más severamente posible nuestras creaciones, para así aprender de nuestros errores... o tal vez eso no sea del todo cierto...

¿Cuanto vale una crítica? Muchos de los que estáis leyendo esto, seguro que pensáis que mucho, ya que lo consideráis el mejor método para ver vuestros fallos, pero eso sólo quiere decir que estáis empezando, si llevarais en el sector el tiempo suficiente, no os importaría nada...


Supongo que pensáis que eso es porque cuando uno se vuelve profesional también crece su ego y su vanidad, nada más erróneo, la vanidad y el ego no crecen por ser profesional, sino por dejarse llevar por halagos (generalmente subjetivos y con segundas intenciones).

La crítica externa deja de ser importante para un profesional al considerar que uno debe aprender de sí mismo y del sector en el que trabaja, al comprobar que se crece analizando objetivamente nuestras propias fotos y buscando los fallos que nos hacen no evolucionar. Crecemos a medida que gustamos a los clientes, no a otros fotógrafos del sector.

No es una cuestión de hacer críticas constructivas en lugar de destructivas, de hecho, la mayoría ni siquiera sabe qué significa eso:

Se considera Constructiva cuando observamos fallos en una mala toma pero también cuando constatamos aciertos en una buena toma (ya que indicamos que se va por el camino correcto).




Y se considera Destructiva cuando observamos fallos que no existen pero también cuando constatamos aciertos que no son tales (ya que impedimos al fotógrafo criticado que tome consciencia de sus fallos y pueda remediarlos).

Por otro lado hay que tener siempre en cuenta la vanidad que suele envolvernos, eso nos impide a la mayoría poder aceptar criticas, la mente debe estar muy abierta al cambio y al concepto de que podemos no estar en lo cierto en nuestra forma de pensar y trabajar.

Como receptor de críticas debo reconocer que no fui bueno, por eso tampoco las pedía, menos aún entendía a quienes las hacían en mis fotos sin que nadie se lo pidiese. Tampoco me considero emisor de críticas, no las hago por voluntad propia y cuando me lo piden intento escurrir el bulto todo lo que puedo.

La fotografía es un arte, como la pintura. Nos habríamos perdido el cubismo o el impresionismo si sus creadores hubieran pedido críticas a sus colegas, es importante que hagáis las fotos que os apetezcan sin importaros que gusten o no a terceras personas.

También pensad en el componente de la experiencia, una foto mía de cuando llevaba un año fotografiando, a mi personalmente me parecería el peor trabajo del mundo, como una foto mía en la actualidad puede ser una autentica porquería para Eugenio Recuenco o Mario Testino. Si pedís sinceridad a un colega con más experiencia y supuestamente más nivel, lo lógico es que os mientan (piadosamente). O que os machaquen si son sinceros por la gran diferencia de nivel, pero eso no quiere decir que sois malos, sólo que os queda mucho camino, la interpretación de la crítica es demasiado abierta y compleja, no pidas opiniones si no estás dispuesto a oír de todo y luego analizarlo.

Esta es sólo mi opinión, obviamente vosotros tenéis la vuestra.
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