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17 oct 2014

Experiencia: una mala publicidad



Todos los artículos, de opinión y de formación de este blog, están basados en mi experiencia, pero pocas veces cuento vivencias directas. Básicamente porque nunca había pensado que eso le podría servir a nadie, así que hoy os dejo una experiencia en una de mis primeras campañas publicitarias por si os puede servir para no cometer errores y para ver si este tipo de artículos os resulta interesante, recordad que podéis sugerirme los temas a escribir.



Llevaba dos años establecido como fotógrafo profesional en exclusividad y había realizado solo 3 campañas publicitarias, pequeñas como es lógico en alguien que lleva tan poco tiempo. Me llamaron desde una marca de ropa con sede en Fuenlabrada, ropa de fiesta, era una empresa mucho mayor de lo habitual, así que la ilusión y la responsabilidad también se multiplicaron.

Después de una reunión con la diseñadora y dueña de la tienda, en la que queda claro lo que necesita o quiere el cliente y lo que tu cobrarás y cómo lo harás, todo queda listo para poner fecha y ultimar otros detalles.

La breve experiencia previa me hizo tomar una serie de medidas de precaución:

- Contrato por escrito con todos los detalles
- Anticipo para gastos
- Cobrar por cambio de ropa, nada de precio cerrado

Esa última premisa puede parecer la menos importante pero en mi campaña anterior cerramos precio con una cantidad "aproximada" de cambios de ropa y fueron 4 veces más el día de la sesión, lo que conlleva 4 veces más trabajo de sesión y de retoque...

Parecía que todo iba a salir bien, aunque no le hizo gracia a la clienta lo de no cerrar precio, lógicamente porque es una forma que tienen de abusar de ti. El caso es que lo peor aún estaba por llegar.

Sustituyó a la modelo perfecta por una chica que ni tenía el físico adecuado para la ropa ni tenía más experiencia que haber salido en un Interviu cutre de esos de relleno o de vecinitas.

Luego decidió la localización en el último día, con lo que no se pudo visitar antes ni hacer pruebas, ni tan siquiera poder opinar sobre si era adecuado o no... igual que con la modelo.

Durante 20 días cambió de opinión en cuanto al tipo de fotos que quería unas 35 veces, queriendo hacer cosas incompatibles entre sí por física pura... dudaba entre mil fotos que había recortado de revistas y campañas de otras firmas... incongruencias de un nivel asombroso en sus decisiones.

El día de la sesión nevaba, así que imaginad ropa de fiesta de temporada primavera... aparte del frío de una modelo inexperta. La chica no sabía posar, el sitio no transmitía nada... ¿pueden pasar cosas peores? Pues si.

El marido de la diseñadora estaba todo el rato detrás de la modelo (ahora entendí quien la eligió) y sobre todo cuando se cambiaba de ropa.

El hermano de la diseñadora (que no pintaba nada allí, al igual que su mujer) se limitó a decirme "tengo una cámara igual que la tuya". Se entiende que este tipo de especímenes no solo se encuentran entre los invitados de bodas...

La diseñadora no paraba de decirme desde donde debía hacer las fotos, sin el más mínimo criterio (obviamente).

¿Resultados? Pues lógicamente una mierda de fotos: modelo inadecuada sin saber posar y tiritando de frío, lugar y fecha no acordes con la ropa, fotos sin creatividad en encuadres y composición por decisiones de la cliente...

Al final ni siquiera le gustaron a ella, eso no le cabe duda a nadie que haya leído hasta aquí... yo cobré mi trabajo pero ni siquiera lo he mostrado nunca, un resultado lamentable a menos de 5% de lo que hubiera obtenido de haber tomado yo las decisiones y de haber estado sin clientes ni parásitos ese día...

Desde entonces en mis campañas publicitarias, pongo un sobrecargo al presupuesto si el cliente quiere elegir a modelo y localización y otro sobrecargo si el cliente o alguien de su familia viene a la sesión...

Espero que mi experiencia os sirva para vuestro trabajo, recordad que más de 15.000 personas ya han confiado en ESTA FORMACION.
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