¿Cuándo dar el salto a ser profesional? ¿Cuándo empezar a cobrar por tus servicios? ¿Puedo hacerlo en cualquier momento? Dudas... muchas dudas. Pero existen respuestas, al menos opiniones basadas en mi experiencia y la de los fotógrafos amateurs y profesionales de mi entorno esta última década.
La imagen que proyectas al mundo te define como profesional, esas fotos que subes y los comentarios que haces en redes sociales son tu tarjeta de visita que sustituye el papel en el siglo 21. Cuidarlos al detalle es muy importante por que en la fotografía (y en la moda más aún) no existen las segunda oportunidades.
Si te lanzas a cobrar (o pretender cobrar) cuando aún no tienes el nivel suficiente, los clientes no llegarán nunca, pero aún peor: imagina que con esfuerzo llegas a alcanzar un nivel muy alto en tus fotos, no tendrás la recompensa de llenar tu cartera de clientes porque la primera imagen que diste es la que te perseguirá durante toda o casi toda tu carrera. Por que cuando envías tus fotos a una revista o agencia de publicidad solo abren el primero, si tu trabajo no gusta, nunca más abrirán un correo tuyo.
No tengas prisas, haz todas las sesiones y proyectos necesarios para controlar la luz y el retoque al detalle, asegúrate que tus fotos están en la misma linea de luz, retoque y posado que las de las revistas, cuando consigas garantizar la calidad necesaria de tus resultados, podrás cobrar por tu trabajo. Cobrar sin poder dar garantías al 100% es la mejor forma de arruinar tu carrera antes de que ésta empiece.
El boca-oreja es el mayor canal de publicidad que tendrás nunca, así que contentar a los clientes es lo más importante para todo profesional.
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